Jugar al «Doctor»…

Hace unas semanas, el paciente trajo tres recetas por cubrir. Los medicamentos que se complementaban entre sí para tratar su condición médica. En el mostrador, le hizo algunas preguntas acerca de la disponibilidad y el costo para obtener los medicamentos. Después de unos 5 minutos de discusión, el paciente decidió obtener una de las tres recetas. Preocupada, le aconsejó sobre la necesidad de contar con todos llenos, ya que cada uno trabajó a su manera para combatir su problema. Sin embargo, se negó a aceptar mi consejo. Llené la prescripción a petición de éste, lo acusó por sus medicamentos, responde a cualquier pregunta adicional y se encontraba en su camino. 

Hace tres días, el mismo paciente regresó con tres recetas más – para los mismos medicamentos que antes. Esta vez, la interacción fue un poco diferente. Él los quería todos llenos como su estado había empeorado. Al igual que antes, lo hice pedido y recibir asesoramiento sobre la forma correcta de tomarlos. Sonrió y se fue con la esperanza de sentirse mejor. 

Este escenario es muy familiar a los farmacéuticos. Muchos de los pacientes acuden a sus médicos para la atención médica, lo consiguen y, a continuación cortocircuito su cuidado al pensar que ellos saben más que los profesionales capacitados que se hizo cargo de ellos. Alrededor del 40% de las prescripciones no se llenan. De los restantes 60% que sí se llenan, el 20% de esas recetas no se recogió. Eso significa que el paciente ya sea: a) olvidado, b) no se lo podía permitir, o c) decidió no tomarlo. Esta es una verdad sorprendente. Y lo peor es que está impulsando los costos fuera de control de la asistencia sanitaria. El paciente en nuestro escenario tuvo que perder un día más de trabajo y pagar a otro copago médico (y su seguro tuvo que pagar de nuevo también) para obtener la atención que inicialmente se negó a terminar. 

Como pacientes, tenemos que asegurarnos que nos comunicamos con nuestros proveedores de atención médica y hacer las preguntas adecuadas para garantizar que nuestra salud se mejora o se mantiene. Tomando el asunto en nuestras manos de adivinar qué es lo mejor para nosotros puede tener efectos negativos. Si no está de acuerdo con su tratamiento, busque una segunda opinión, pero no se niegan a tomar su medicación porque cree que sabe más de su médico. Hable con su médico o proveedor de atención médica hasta que son satisfechos se convirtieron.  

Hasta la próxima semana, estará bien.
Dion